MARAVILLA MARTINEZ MARCA LAS DIFERENCIAS



Maravilla, 27 KO en 48 victorias, quiere a Manny o Floyd.



SI LE PARECE, hagamos un breve test. ¿Qué opina usted de la victoria de Sergio Maravilla Martínez por KO en el 11° round sobre Darren Barker? Claro, descontamos que la vio por TyC, si no, simplemente lea esto que igual se va a enterar...

A ver su opinión, aunque a lo mejor usted está esperando la nuestra.

Casillero 1: Barker fue más duro de lo que se pensaba, se convirtió en un gran rival y fue un combate mucho más parejo de lo que podía haberse estimado.

Casillero 2: Maravilla Martínez tuvo problemas en resolver la cerrada guardia de Barker y finalmente logró imponer su mayor velocidad.

Casillero 3: Martínez, bajando la guardia, y poniéndole la cara a su rival, le permitió a éste crecer más de la cuenta, hasta que finalmente salió a meter sus manos y noqueó.

SI USTED eligió el casillero número 1, es evidente que suele ver el vaso vacío por la mitad. Si, en cambio, se quedó con el casillero 2, tal vez sea bueno revisar sus sentimientos de autoestima. Para que los que eligieron el casillero número 3, es cierto: ven el vaso medio lleno...

Decimos todo esto porque tras la victoria que logró Maravilla ante Barker, en el Boardwalk de Atlantic City, nos quedó la sensación de que si el británico llegó hasta el 11° round, fue más por defecto de Maravilla que por los aciertos de este campeón europeo de 29 años. Martínez, quien exhibió más que nunca una guardia baja –tal vez, sería más adecuado afirmar que combatió casi sin guardia alguna- se expuso a las derechas oportunas de Barker. Pero fue más lo que regaló el argentino que lo que se ganó el británico. Dicho de otra manera, si pelear con la guardia cerrada (muy cerrada) e ir para adelante –como hizo el británico- es considerado un mérito boxístico, habrá que replantear algunas cosas.

Para nosotros, Maravilla jugó demasiado con fuego y recibió algunas manos que no tendrían que haber llegado. Es cierto, Barker contrapuso como gran producción pugilística pegar los guantes a la cara, pero eso no basta. Martínez, que debió haber trabajado más al cuerpo, fue el que metió los golpes más sólidos, tanto que hasta abusó de su jab de derecha.

En nuestra revista Ring Side y por eso lo publicamos en nuestro blog, Maravilla Martínez escribió sobre ese enemigo íntimo que le hace creer al boxeador que se le viene una pelea fácil. No se lo creyó Martínez y no se equivocó, aunque convengamos en que, cuando el boxeador de Quilmes empezó a tirar manos, Barker terminó como terminó: en el suelo, aturdido, ofuscado, y sin ningún deseo visible de seguir en pelea.

Así que a no engañarnos, Barker fue un “gran rival” porque Martínez le permitió crecer más de la cuenta.

Cuando Maravilla empezó a lanzar manos, la pelea se terminó.

Esa fue la gran diferencia entre uno y otro. Eso diferencia al que es campeón del que solamente se queda con el intento, la valentía, y la dignidad, pero carece de la actitud para el esfuerzo supremo.

Maravilla lo hizo, una vez más.