APENAS VIO la moto, Marcos Maidana se puso el casco y se fue a dar una vuelta. Fue el domingo siguiente a la noche de su triunfo sobre Erik Morales. Estábamos listos para comer un tremendo asado en la casa de Oscar Romano, un argentino que lleva varios años ya radicado en Las Vegas. Y ahí se fue el Chino a dar aunque más no fuese, una vuelta...
A LOS BOXEADORES, el tema de la velocidad y los fierros, los puede. Si no a todos, a casi todo. Y, al hacer la lista, aparecen los piñazos y no con guantes. Carlos Monzón, Nicolino Locche, Hugo Corro, Rodrigo Barrios, Látigo Coggi, Walter Matteoni (y ni qué hablar del abanderado: El Roña Castro), alguna vez se pusieron un auto de sombrero, como mínimo. Galíndez perdió la vida en un accidente, pero fue durante una carrera de TC, que no es el caso de Monzón, por ejemplo.
Recordar que Omar Narváez, siguiendo su pasión por las motos, sufrió una seria lesión en la mano izquierda. “No me arrepiento de nada”, dijo. Ni qué hablar de Rocky Giménez, ¿Se acuerdan? O de Jorge El Karateca Medina, y todo lo que padeció por una moto. Hay más. “Un día, me sacó a pasar en su moto Abel Laudonio. Yo le dije que no me gustaba la idea. ¿Qué te pasa, acaso no sos boxeador? Me respondió. Salimos, terminamos chocados por un auto y yo me quedé en falsa escuadra, por problemas en la cadera. Igual seguí boxeando, pero ya no fui el mismo”, nos contó una vez Ubaldo Sacco, el padre de Uby. Aunque el contrato con América se lo prohibía, Walter Crücce tenía escondida una tremenda moto en su casa de Las Flores.
LO DEL CHINO, gracias a Dios, no fue nada, aunque volcó cerca de Santa Fe. Esperemos que no se repita y que quede, apenas, como una anécdota más...
FOTO: RAMON CAIRO
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