NADA ES MAS frustrante para un boxeador que el anuncio de que se le cortó la pelea. Uno imagina la bronca de Marcos Maidana cuando supo que Robert Guerrero sufrió una lesión en el brazo, casi a una semana del combate, programado para el sábado 27 de agosto. Encima, Khan lo acusó al Chino -que llevaba más de un mes concentrado en Puerto Rico- de darle dinero a Guerrero para que éste no peleara y ser campeón regular. En la guerra de twitters, El Chino no solamente le respondió en duros términos sino que, además, se ofreció a ir a su casa (la de Khan) para pelearlo el 10 de diciembre. El tema de las peleas suspendidas da para muchos ejemplos. Cuando Foreman sufrió una herida en un entrenamiento y debió postergar su pelea con Ali en Kinshasa, Mobutu -por las dudas- les prohibió a ambos la salida del país hasta que no pelearan. Cuando Liston había logrado la mejor forma de su vida para la revancha con Alí, éste debió ser operado de urgencia (peritonitis) y al enterarse, Sonny maldijo: "M... ¡Esto se acabó!", dijo, sabiendo que nunca más iba a lograr tamaño estado físico. Y en efecto, no lo recuperó. Fernando Sosa había hecho ya hasta una conferencia promocional para su pelea con Barry McGuigan, cuando en un entrenamiento sufrió desprendimiento de retina y nunca más pudo subir a un ring...
Seguramente hay muchos ejemplos más. Lo cierto es que este tipo de noticia es un desastre para el peleador y todo el equipo y también para más de un periodista: sobre todo, cuando ya tenía reservado hasta el asiento en el avión..
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